Más de 50 jóvenes de diferentes puntos de San Miguel (Buenos Aires) participaron de la segunda edición del Camino Javeriano, que se llevó a cabo del 3 al 13 de febrero en la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Ciudad Santa María, bajo el lema: “Cristo, un motivo para seguir esperando”.
La experiencia consistió en un campamento misionero que se dividió en dos etapas: la preparación espiritual a través de un retiro de dos días, y la misión en las comunidades de la sede parroquial y las capillas San Luís Gonzaga y La Purísima.
El colegio Santa María fue el centro de acampada, donde se vivieron profundas jornadas de encuentro espiritual y comunitario. Durante el retiro, los jóvenes se centraron en el llamado a la vida y a la misión. Desde allí hicieron una mirada a la historia de salvación personal y familiar, que se volcaba en grupos de vida acompañados por coordinadores.
En la misión cada día comenzaba con la oración personal y seguía con la visita a las casas, la actividad con los niños para culminar a la noche, luego de un fogón, con la adoración al Santísimo y el examen que se volcaba en el cuaderno personal.
Un grupo rotativo de misioneros pasaba por FM Trujui donde compartían experiencias y se invitaba a las actividades. Esto contribuyó a enriquecer la variedad del mensaje, y a su vez sirvió de nexo con las familias que podían seguir y saber lo que hacían sus hijos.
En el Camino también hubo tiempo para un taller sobre los miedos en las diferentes etapas de la vida, que estuvo a cargo del Hermano Francisco Castex SJ, y otro sobre la vocación personal llevado adelante por el Padre Rubén Strina SJ. Ambos contribuyeron a un recorrido interior profundo.
La misión culminó con la Eucaristía del domingo presidida por Monseñor Sergio Fenoy, Obispo de San Miguel, quien recalcó el valor de la entrega joven. En la misma recibieron el sacramento de la Confirmación un numeroso grupo de adultos preparados por los propios misioneros.
El Camino Javeriano es una experiencia destinada a adolescentes que propone tomar la figura de San Francisco Javier en su impulso misionero, para salir a buscar a los que están más alejados para acercarlos a Cristo. Parangonando las enormes distancias que recorrió el “Patrono de las Misiones” los participantes son invitados a peregrinar hacia sí mismos para conocerse y desde allí salir al encuentro de otros.
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